• Lunes, 02 de Diciembre de 2019

    Una vuelta de tuerca. Setenta años del Club Fotográfico de México

    Lunes, 02 de Diciembre de 2019
    Omar López Monroy / Retina Magazine

    La historia del Club Fotográfico de México (CFM) es parte del desarrollo de la fotografía en Latinoamérica; el pasado 17 de noviembre este espacio primero cumplió 70 años de vida oficial. El carácter lúdico del espacio sirvió para la convivencia social de mujeres y hombres, cuyo perfil sobre todo socioeconómico, ha cambiado a lo largo de este tiempo, lo cual ha marcado su historia, y da cuenta de la interacción del ser humano con la fotografía. Al estar afiliado a instituciones similares a nivel internacional.

    Sarah H. Meister, curadora del The Museum of Modern Art de Nueva York, durante su investigación sobre vínculos entre fotógrafos brasileños y latinoamericanos en torno al Foto Cine Club Bandeirante con miras a presentar una muestra al respecto en dicho museo en 2021, encontró fotografías enviadas al brasileño por parte del CFM para participar en el llamado “salón internacional”.

    Al respecto Meister publicó un artículo en meses pasados sobre el CFM en la célebre revista Aperture, que dedicó su número completo al quehacer fotográfico realizado en la Ciudad de México; lo cual reivindica la importancia del Club en el medio.

    En diciembre del 2015 tras un año de inconsistencias en la relación con los arrendatarios de la última sede física del Club Fotográfico de México se debió desalojar el edificio que éste había ocupado por décadas en la colonia Juárez. El presidente del CFM desde el 2013 a la fecha, Aldo Hiram Juárez, junto con poco más de diez miembros del mismo, decidieron no conseguir una nueva sede física.

    Había que repensar el Club por lo que un paso natural fue voltear a ver el archivo, cuyo valor primordial son las mil 300 imágenes que lo componen; pero además éste contiene cientos de cuadernos, hojas sueltas que cuentan los avatares del mismo, y en buena medida narran la relación del ser humano con la fotografía y la revaloración de la misma como medio de expresión artístico. En 2017 participaron en la convocatoria del FONCA para fondear una eventual optimización y catalogación de dicho archivo.

    Una vez conseguido el apoyo económico gubernamental a lo largo del 2018 se logró, en primera instancia, el resguardo de 300 imágenes; material de gran valía, que está disponible en una plataforma digital. Derivado del mismo proyecto del 15 al 30 de mayo del presente año, se exhibió la muestra “Luz y Tiempo. Un atisbo a los primeros años de historia del Club Fotográfico de México a setenta años de su formación”, en la Casa de la Cultura San Rafael.

    La exposición en palabras de Aldo Hiram buscó apostar más por realizar un ejercicio curatorial y prescindir de elementos didácticos; un tanto de manera arriesgada, su intención fue recrear la atmósfera que se vivía en el CFM, en sus primeros años de vida.

    Aldo conocía el Club antes de su ingreso formal al mismo en 2008, pues su padre, el fotógrafo Enrique Juárez Rojas, también fue miembro del CFM; a la postre le tocó el fin de un ciclo en este espacio que en su momento fue de los pocos lugares donde era posible vincularse con la fotografía en nuestro país. Algunas dinámicas de convivencia gremial cambiaron o desaparecieron en los albores de este siglo, tal es el caso de los salones mensuales: concurso y exposición del trabajo de los miembros del Club. Por su parte, los Salones Internacionales se dejaron de realizar muchos atrás, en ellos se exponía obra de miembros de clubes extranjeros.

    Actualmente poco menos de veinte personas integran el CFM, de los cuales una tercera parte son mayores de 60 años, miembros ya con varios años de militancia en el Club; la otra parte es variopinto y oscila entre los 20 y 40 años. Un cambio significativo en estos últimos miembros es que la mayoría tienen una mayor preparación fotográfica, saberes que aportan al Club, a diferencia de sus inicios cuando las personas se acercaban acceder a una enseñanza tutelar en un principio, y después por medio de los talleres que ofrecía el espacio.

    En las últimas dos décadas del siglo pasado el Club Fotográfico de México logró mantener sin mayores cambios significativos sus dinámicas de convivencia y funcionamiento; aunque ahora los cursos que ofrecía eran el medio para acceder a la membresía, que a su vez permitía el uso del laboratorio analógico. Ambas actividades eran en buena medida el sostén económico del Club.

    Enrique Juárez se acercó al CFM en 1999 a tomar un curso, y al volverse presidente del mismo impulsó una renovación de la infraestructura del espacio. En el 2001 Enrique tuvo en sus manos por primera vez una cámara digital réflex; comenta que entonces en el Club se sabía muy poco sobre fotografía digital, por lo que de manera informal en los primeros años del siglo se comenzaron a dar clases de fotografía digital en el CFM. Durante su gestión se creó un anexo en el Club que buscaba ser un laboratorio digital.

    En 2007 el Club enfrentó un conato de incendio en sus laboratorios, derivado del cual se llevó a valorar la idea de cerrar el local; al final sólo se decidió prescindir del laboratorio de color. Aunado a ello el ascenso de la fotografía digital, en los primeros años de la década pasada, el laboratorio de revelado analógico perdió interés comercial, y por ende la situación económica del espacio se tornó aún más compleja. Juárez buscó tal vez de manera arriesgada, implementar la comercialización de productos fotográficos, así como la realización de eventos sociales y lúdicos en el Club encaminados a generar recursos económicos para la manutención del espacio. Enrique continuó en el Club hasta el 2012 y aun que algunas de las medidas que tomó, pudieran ser cuestionables, explica que su objetivo fue dar continuidad al proyecto del CFM.

    A lo largo de toda la vida del Club Fotográfico de México no pocos de sus miembros terminaron por deslindarse del mismo para formar nuevas agrupaciones o colectivos.
    Fueron sus socios Pedro Meyer, Lázaro Blanco (†), y el recién fallecido José Luis Neyra (6 de noviembre), sólo por mencionar algunos personajes fundacionales para entender la historia reciente de la fotografía nacional. Esta generación de fotógrafos cambió la postura del medio cultural nacional respecto a la fotografía. Tanto Meyer como Blanco en algún momento salieron del Club para formar nuevas agrupaciones, que fueron la vanguardia para los cambios venideros.

    A decir de Sarah H. Meister, quien se entrevistó personalmente con Aldo Hiram, de estos grupos fue La Ventana, formado por Ruth D. Lechuga (†), fue uno de los más significativos, en parte por ser pionero al formarse en 1956 y porque su trabajo llegó a tener relevancia a nivel internacional. Sin embargo, el grupo que logró un éxito mayor conformado por algunos ex miembros del Club Fotográfico deMéxico fue el Consejo Mexicano de Fotografía.

    Varios grupos independientes de fotógrafos, intelectuales y artistas confluyeron en el Consejo, e hicieron posible un movimiento de mayor envergadura que cruzó las fronteras logrando reivindicar el arte fotográfico latinoamericano en Estados Unidos y Europa; cuya punta de lanza fue la realización del mítico Primer Coloquio de Fotografía Latinoamericana en 1978.

    Bien vale reivindicar otros grupos, que junto con La Ventana fueron la vanguardia previa a los cambios que impulso el CMF; entre ellos Arte Fotográfico, creado en 1962, del que formó parte Pedro Meyer; y Grupo 35: 6X6, formado sólo por miembros del Club, surgido en 1968, al que pertenecieron Blanco y Neyra.

    Varios miembros del Consejo tomaron como referente peyorativo que evidenciaba un estancamiento en el desarrollo de la fotografía al Club Fotográfico de México; aunque algunos ni siquiera hubiesen transitado por el mismo. El CFM tenía normas de funcionamiento prestablecidos al estar afiliado a otros clubes a nivel internacional, y además recurría inevitablemente a criterios estéticos que en su momento se vieron rebasados; aspectos que impactaron su manera concebir el que hacer fotográfico. Cabe mencionar que menos de diez miembros del Club en algún momento pertenecieron a ambos grupos; entre ellos Eduardo Aguilera y Otto Sirgo; interacción que no propició un mayor acercamiento entre ambos grupos, cuyas directrices ideológicas eran demasiado antagónicas.

    Tras este éxodo entre las décadas de los sesentas y setentas, a decir de Aguilera, en el Club se vivió una cierta apertura y se pasó de llegar atener horarios de revelado sólo para mujeres a mostrar fotografías de desnudo en los salones mensuales. La situación económica del país impactó evidentemente al CFM, aunado a que sus socios no tenían como en sus inicios las posibilidades de pagar una cuota suficiente para su manutención; por lo que en la década de los ochenta Elsa Escamilla y Elena Celaya impulsaron la oferta de cursos en el Club para generar recursos económicos.

    En los primeros años de la segunda mitad del siglo pasado eran muy pocos los lugares donde se ofrecía al público en general un acercamiento a la fotografía, ya no digamos una enseñanza academia integral; el Club Fotográfico de México a partir de su creación oficial el 17 de noviembre de 1949, se convirtió en un referente sobre el quehacer fotográfico en nuestro país. El antecede inmediato al Club es el American Photographic Club of Mexico, agrupación vinculada a los Rotarios de la capital mexicana, del cual formaron parte, en su mayoría aficionados norteamericanos avecindados en el país, y algunos mexicanos como Mario Sabaté, Manuel Ampudia, y Enrique Segarra, invitado por su hermano que era parte de los Rotarios; los cuales después conformarían el CFM.

    Dos años después de su fundación el Club tenía 442 miembros, cuya consigna según sus estatutos era enaltecer a México por medio de la fotografía, un tipo de fotografía pictorialista que en algún momento se vio desfasada antes las nuevas corrientes estéticas en el medio artístico. Hoy el CFM se encuentra en una suerte de vuelta de tuerca que ha empezado a dejarnos entrever que en cierta forma el Club sigue siendo un espacio de convivencia en torno a la fotografía, al que como en un inicio se accede a invitación de otro miembro, y con una longeva e importante historia dentro del medio fotográfico.