• Miercoles, 13 de Marzo de 2019

    Brassaï. El ojo de Paris, primera retrospectiva en Bellas Artes

    Miercoles, 13 de Marzo de 2019
    Retina Magazine

    Brassaï. El ojo de París, primera retrospectiva en nuestro país de la obra de uno de los artistas fundamentales de la historia de la fotografía: el húngaro Gyula Halász, mejor conocido como “Brassaï”.

    Organizada por la Secretaría de Cultura, a través del INBAL, y Fundación MAPFRE, llega tras su exposición en España y Estados Unidos

    Brassaï. El ojo de París, cuenta con más de 200 piezas y considerada la exhibición individual más completa que se ha hecho en México de este artista, llega al Museo del Palacio de Bellas Artes después de su presentación en las salas de exposiciones de la Fundación MAPFRE en Barcelona y Madrid, y en el Museo de Arte Moderno de San Francisco (San Francisco Museum of Modern Art -SFMoMA-) en Estados Unidos.

    Brassaï, miembro clave de un grupo de fotógrafos europeos y americanos, cuyos trabajos redefinieron la identidad y enriquecieron el potencial de la disciplina fotográfica como forma artística, nació con el nombre de Gyula Halász (1899- 1984) en Brassó, Transilvania, entonces parte del Imperio austrohúngaro.

    Tras estudiar arte en Budapest y Berlín se trasladó a París en 1924 para dedicarse a la pintura. Nunca regresó a su lugar de origen y en 1949 adoptó la nacionalidad francesa.

    Fue en París donde, a finales de los años veinte, Halász sobrevivía gracias a los ingresos que obtenía de la venta de artículos y caricaturas a periódicos alemanes y húngaros. El artista quedó inmediatamente cautivado por la vida de la ciudad, no sólo por los artistas y los escritores de Montparnasse, sino también por los maleantes, las prostitutas y otros habitantes de los legendarios bajos fondos parisinos.

    En esa época las fotografías sustituyeron rápidamente a las ilustraciones tradicionales en periódicos y revistas, y el trabajo de Halász para estas publicaciones lo llevó a improvisar una agencia fotográfica en la que él era el único empleado. A principios de los años 1930 empezó a hacer sus propias fotografías y pronto descubrió que su mayor talento residía en ese medio que antes había despreciado.

    A fin de reservar su nombre auténtico para las pinturas, firmaba sus caricaturas como Brassaï, es decir, “de Brassó”, seudónimo que las fotografías harían famoso. Fue en la década de los años treinta y en la ciudad de París en la que Brassaï tuvo su época de mayor actividad fotográfica.

    Potencial artístico de las imágenes directas

    A diferencia de los fotógrafos con inclinaciones artísticas de principios de siglo, que emulaban a las artes tradicionales, los líderes del nuevo movimiento descubrieron el potencial artístico de las imágenes directas. Cuando la tradición que iniciaron empezó a ser celebrada a partir de 1970, el trabajo que Brassaï había hecho en los años de 1930 fue reconocido como una de sus piedras angulares.

    Brassaï. El ojo de París, cuya curaduría está a cargo de Peter Galassi, antiguo Conservador y Jefe del Departamento de Fotografía del Museum of Modern Art de Nueva York (MoMA) y uno de los mayores expertos en la obra del fotógrafo no sigue, a diferencia de muchas otras retrospectivas, un orden cronológico: está distribuida en 12 secciones temáticas, las cuales resultan, a menudo, muy diferentes entre sí, haciendo evidente la gran diversidad del trabajo fotográfico de Brassaï.

    Organizada en doce núcleos temáticos; Personajes es el nombre de la sección con la que abre la exposición.

    En la introducción al libro-catalogo con sus fotografías que se publicó en 1949, Brassaï vinculaba las artes modernas de la fotografía y el cine con el trabajo de artistas del pasado que reflejaron la vida cotidiana, como Rembrandt van Rijn, Honoré Daumier, Edgar Degas y Henri de Toulouse-Lautrec. Los elogiaba por su “deseo de ir más allá de lo anecdótico y elevar a sus sujetos a la dignidad de tipos.” En esta sección el público encontrará fotografías de gente cotidiana a la que el talento y genio de Brassaïelevaban a la categoría de personajes.

    Si bien es cierto que nadie capturó la esencia del París nocturno tan exhaustiva y acertadamente como Brassaï, el fotógrafo también acumuló una colección considerable de imágenes de París de día: de los monumentos famosos de la ciudad, de sus rincones pintorescos y de la vida cotidiana en sus calles. Es precisamente en la segunda sección de esta retrospectiva, París de Día, en la cual abundan estas imágenes que reflejan un estilo marcado por geometrías atrevidas y recortes abruptos.

    Minotaure, tercera sección de la muestra, toma su nombre de la ya mítica revista de arte lanzada en junio de 1933 por el editor suizo Albert Skira, en la cual Brassaï fue invitado a participar con fotografías de Picasso en su estudio.

    Así empezó una de las amistades clave en la vida de Brassaï, que a lo largo de los años siguientes desempeñó un papel prominente en Minotaure, especialmente como colaborador de Salvador Dalí, ilustrando textos de André Breton y, en ocasiones, como artista por derecho propio.

    Grafiti, cuarto núcleo, explora la admiración que Brassaï sentía por el grafiti. El fotógrafo húngaro fue una de las primeras figuras en abrazar esta forma artística.

    Prácticamente, desde el mismo instante en que se inició en el oficio, utilizó la fotografía como medio para recopilar los grafitis que aparecían por doquier en las paredes de París, con predilección por imágenes que habían sido grabadas o talladas más que dibujadas o pintadas y en las que, como él mismo señaló, las irregularidades de la propia superficie jugaban un papel importante. Llegó a reunir cientos de imágenes, de las cuales sólo se exhibe aquí una pequeña muestra.

    En Lugares y cosas, quinta sección de esta exhibición, el público podrá ver una serie de fotografías de cosas y lugares que reflejan la inquebrantable y evidente curiosidad que Brassaï sentía por la gente que las creó, las utilizó o vivió en ellas. La fe del artista en el poder de la fotografía para transformar lo que describe está detrás de su hábito de descubrir caras en edificios y paisajes. Pero su convencimiento de que lo más maravilloso no es lo extraño o lo bizarro, sino lo cotidiano observado claramente subyace a toda su obra.

    En París de noche, sección meridiana de la exposición, el público encontrará algunas de las imágenes más icónicas y representativas de la obra deBrassaï. El artista llevaba apenas dos años haciendo fotografías cuando la suerte y la ambición le procuraron un contrato para hacer un libro sobre el París nocturno.

    Cuando se publicó Paris de nuit, en diciembre de 1932, el libro tuvo un gran éxito y Brassaï se convirtió en un nombre familiar en el mundo de la fotografía. Los ricos fotograbados, las páginas sin márgenes y el atrevido diseño convirtieron al libro en un ícono de la modernidad.

    Este primer núcleo comprende una serie de fotografías de la vida nocturna de París que conformaron este primer libro.
    Después de la Segunda Guerra Mundial, Brassaï reorganizó su trabajo en grupos temáticos: París de noche, París de día, Desnudos, Sociedad, etc. Bajo el epígrafe Plaisirs (Placeres) agrupó todas sus fotografías de la vida nocturna parisina: entretenimientos públicos, desde el Folies Bergère (conocido cabaret de aquellos años) hasta las ferias de barrio; los cafés, los bares y los salones de baile; la prostitución callejera y los burdeles; los padrotes y maleantes; y las celebraciones anuales diseñadas para poner en cuestión la decencia burguesa. Es precisamente este conjunto de fotografías agrupadas por Brassaïlo que da título a la séptima sección de la exposición: Placeres.

    Sociedad, octavo núcleo de la muestra, presenta las dos caras de una misma sociedad: los barrios bajos parisinos, los criminales, las prostitutas, los salones de baile y bares que frecuentaba, pero también el extremo opuesto del espectro social: el enrarecido mundo de la alta sociedad parisina, los salones de baile y las fiestas de la burguesía, los cuales aparecen en el trabajo de Brassaï a mediados de los años treinta.

    Sueño, noveno módulo de esta retrospectiva, se compone de una serie de fotografías de gente durmiendo en espacios públicos. Los instantes capturados en la calle fueron una seña de identidad de la fotografía europea vanguardista de los años veinte y treinta. Sin embargo, la espontaneidad era algo ajeno a la estética más pausada de Brassaï. Como si quisiera insistir en este aspecto, eligió a la gente durmiendo en lugares públicos como uno de sus motivos favoritos.

    Los desnudos femeninos eran otro producto característico de la mayoría de los fotógrafos profesionales en el París de los años de 1930 y Brassaï no fue la excepción. Cuerpo femenino, décima sección de esta muestra, está dedicada enteramente a los retratos que el artista húngaro hizo al cuerpo femenino y cuya fuerza reside en su desacomplejada urgencia carnal.

    La calle es el nombre que da título al penúltimo núcleo de la exposición. El trabajo de Brassaï para la revista Harper’s Bazaar le llevó a recorrer Francia y muchos otros lugares, desde España hasta Suecia, Estados Unidos y Brasil. Así pues, aunque su obra tenía sus raíces en París, acumuló una vasta colección de fotografías sobre la vida en lugares que le eran poco familiares. Son precisamente estas rarezas las que el público podrá apreciar al llegar a este punto de la exhibición.

    Jean Genet, Salvador Dalí o Pablo Picasso son algunos de los personajes que los visitantes podrán encontrar plasmados en Retratos. Artistas, escritores, amigos, última sección de la exposición. El retrato y el desnudo eran géneros fundamentales para cualquier fotógrafo profesional en la época de Brassaï.

    Como retratista se especializó en artistas y escritores, que a menudo eran amigos suyos. En 1982 recopiló muchas de sus mejores imágenes en el libro Les Artistes de ma vie (Los artistas de mi vida), para el que también escribió un vibrante texto. Destacó sobre todo en dos tipos de retrato: en uno de ellos el artista es fotografiado en su entorno, el estudio; en el otro, el modelo se enfrenta honestamente al fotógrafo y el escenario apenas importa.

    Abierta al público desde el 15 de marzo al 16 de junio de 2019
    La Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, la Fundación MAPFRE y el Museo del Palacio de Bellas Artes, presentan la exposición Brassaï. El ojo de París, primera retrospectiva en nuestro país de la obra de uno de los artistas fundamentales de la historia de la fotografía: el húngaro Gyula Halász, mejor conocido como “Brassaï”.